Con Edmund Pellegrino

Son de esas oportunidades que uno tiene en la vida y que no hay que desaprovechar. Para que uno se pueda hacer a la idea yo diría que es como si uno estuviese estudiando la teoría de la relatividad y pudiese hablar con Einstein. Pues yo he estado esta mañana con uno de los iniciadores de la bioética norteamericana, que es casi como decir de la bioética mundial. Con un curriculum inacabable (http://www.cbhd.org/content/edmund-pellegrino) este hombre ha sabido compaginar una vida de trabajo, investigación, docencia y colaboración en diversos apartados de la vida académica y política. Un hombre respetado por todos porque fundamentalmente por la profesionalidad de su trabajo y por el rigor científico y de argumentación de sus planteamientos. También porque ha sido un hombre profundamente coherente toda su vida. Tal vez por eso cuenta con cuarenta y ocho doctorados honoris causa.

Pues sí, este señor que, con noventa años, sigue acudiendo martes y viernes a su despacho del Centro de Bioétca de la Universidad de Georgetown, no ha puesto ninguna dificultad (todo lo contrario, han sido todo facilidades) en tener una reunión con un estudiante de licencia que quería comentarle su trabajo y sus ilusiones. Ciertamente ha sido un lujo. Durante más de una hora y media hemos estado hablando de bioética, de moral, de medicina, de política… Se ha ilusionado con mi trabajo y me ha ilusionado. Un hombre de conversación afable y con un tremendo sentido del humor con el que uno coge confianza inmediatamente. Ha compartido conmigo conocimientos, alguna que otra preocupación y sobre todo sabiduría. La sabiduría que no solo dan los libros ni las clases sino la sabiduría de un hombre, de un médico, acumulada por los años de experiencia y sobre todo de vida. Y es que la bióetica es eso: una profunda reflexión sobre el sentido de la vida humana. Yo he tenido hoy la suerte de estar con uno de esos hombres.

Muchas gracias, prof. Pellegrino,

Más de 10.000 visitas.

Cuando uno comienza estas historias lo cierto es que no sabe a donde van a llegar. Tal vez este número de 10.000 visitas no sea una gran cosa en la blogosfera pero parece una cifra lo suficientemente redonda para hacer un alto en el camino y pararse. Pararse para decir gracias. Pararse para echar la vista atrás y recordar a los que ya no están cerca mía. Pararse para mirar con ilusión el futuro sabiendo que todavía queda mucho por trabajar, que todavía queda mucho por vivir.

Os dejo una canción de los Secretos.

A los amigos, a los que han estado a mi lado y a todos los que estarán, simplemente GRACIAS.

Bienvenido a casa: Iglesia Católica

En medio de una crisis económica profunda, en España nos dedicamos a hablar de si quitamos o no los crucifijos de las escuelas. Los quieren quitar los mismos políticos que se confiesan más católicos que el Papa. Algunos de ellos están dispuestos a criticar con vehemencia y apelando a la conciencia la normativa moral de la Iglesia, aunque no se atrevan a discrepar, ni siquiera por motivos de conciencia, de la disciplina de partido. Es el Partido el que marca la norma, parece que también las morales. Para más INRI, nunca mejor dicha esta expresión, algún obispo ha contribuido a la confusión diciendo que si la conciencia de un político al aprobar la ley del aborto le dice que está defendiendo la vida podría comulgar. No se ha enterado este obispo que lo que se quiere aprobar en España es una ley que, en palabras de los socialistas, reconoce el «derecho» de la mujer al aborto. Si quieren reconocer el aborto como derecho no existe ningún planteamiento de defensa de la vida.

Estas discusiones oscurecen la realidad social española. Así el ciudadano de a pie se manifiesta dividido y confuso, también el católico. Ya no sabe que es más importante si el crucifijo en las escuelas, si el Partido o si los obispos. En medio de la confusión se pierde la realidad de lo que es la Iglesia Católica.

Para todos los que están dentro de la Iglesia Católica, para todos los que estuvieron y ahora no están y para todos aquellos que no la conocen, les dejo un video que explica sencillamente lo que somos y en Quién y cómo creemos. Porque la Iglesia, antes que nada, es una familia de puertas abierta que a todo el que llama le dice, le debe decir: Bienvenido a casa.

Por cierto, Feliz Navidad.