¿Esto es la España «laica»?

No lo puedo evitar. Tengo que contarlo porque si no lo hago reviento. Acabo de regresar de una mañana de turismo por la ciudad de Roma acompañando a algunos familiares. Después de visitar toda la mañana los museos vaticanos y comer en una típica trattoria romana nos hemos acercado hasta plaza de la República para ver, en la iglesia de los carmelitas, el famoso «Éxtasis de Santa Teresa» de Bernini. Cuando hemos llegado faltaban cinco minutos para las 18:00 h. En la iglesia había poca gente, solo dos grupos de jóvenes universitarios españoles. Cinco chicos, de los esos que visten polos con cocodrilo en la solapa y señor montado a caballo,  atendían las explicaciones de otro más mayor. El otro grupo, de estos de «pantalón caído porque llevo calzoncillos Calvin Klein», estaba repartido por los distintos bancos de la iglesia, aletargados  y con el cansancio del turista que va arrastrándose de un lugar a otro; solo cuatro o cinco de ellos miraban uno de los retablos. En ese momento ha aparecido uno de los hermanos carmelitas y en un inglés chapurreado ha dicho «Close, close». Indicándonos al personal que allí estábamos que había que cerrar. Luego en italiano ha explicado que la iglesia se cerraba a esa hora porque en ese momento terminaban las visitas turísticas para que la comunidad carmelita pudiese rezar.

Con un cierto disgusto nos hemos salido todos de la iglesia. En ese momento dos chicas se han acercado al grupo «pijo» y le han preguntado al más mayor qué pasaba. No sé que explicaciones les habrá dado, pero las chicas han salido diciendo al resto de su grupo  lo siguiente: -» Que ha dicho el cura que esto es una iglesia y no un lugar turístico y que nos vayamos».

Les puedo asegurar, llevo dos años estudiando en Roma, que el fraile carmelita (que no un cura) no había dicho eso. Me ha sorprendido la contestación de uno de los chavales: – «Si es que esto no lo tenían que tener ellos – se entiende la Iglesia – sino que tenía que ser Patrimonio de la Humanidad».

No me ha dado tiempo a hablar con ellos ni a explicarles lo que había dicho el carmelia. Pero tengo que decir que sinceramente me ha dolido. Me ha dolido que universitarios españoles no entiendan que a las 18:00 h. en Roma es como a las 20:00 horas en España y que por tanto los lugares públicos cierran. Me ha sorprendido que no distingan un cura de un fraile carmelita (teniendo en cuenta que estaban en una iglesia de los carmelitas y que iban a ver una obra cuya principal protagonista es una carmelita española) pero sobre todo me ha llamado la atención esa intolerancia religiosa y ese deseo de expropiación.

No se han enterado que en realidad estaban en una casa ajena, donde le dejan entrar a ver una estatua y que en un momento determinado tienen que cerrar. Seguramente si estuviesen en Egipto, o en el Nepal no se hubiesen extrañado de que les obligasen a descalzarse, o a permanecer en la posición del loto mientras los monjes rezaban mantras, si querían ver uno u otro templo.

Lo gracioso es lo de «Patrimonio de la Humanidad». Es decir. Una familia ha estado guardando una obra de arte que mandó hacer hace trescientos años. La enseña sin problemas a todo aquel que quiera verla. Uno solo tiene que ir a su casa y verla, eso sí en un horario determinado para no molestar mucho. Pues nada este universitario español considera que lo mejor es quitárselo a esa familia y convertirlo en Patrimonio de la Humanidad, es decir, que pase a poder de algún estado para que se pueda ver en un horario determinado previo pago de una suma de dinero. ¿Cuánto cuesta ver el Moisés de Miguel Ángel en San Pietro in Vincoli? Nada, porque está en una Iglesia ¿Cuánto cuesta ver la Piedad de Miguel Ángel? Nada, porque está en San Pedro. ¿Cuanto cuesta ver el David de Miguel Ángel en Florencia? La última vez que estuve fueron doce euros porque no está en una iglesia sino en la Academia (y les aseguro que también cierran a las 18:00 h.).

Como dicen los italianos, esta historia me ha «colpito», me ha afectado. Me duele que universitarios españoles no sepan valorar la acción de la Iglesia en la protección y la promoción del arte. Me duele que una universitaria española no sepa distinguir un cura de un fraile carmelita, porque eso significa que no sabe nada de Santa Teresa, ni de la literatura española del siglo de oro (ej. San Juan de la Cruz) ni sabrá entender en profundidad el éxtasis, como experiencia religiosa, ni comprender la iconografía cristiana, ni gran parte de la literatura española y europea. Me duele que en el fondo esta juventud respire un anticlericalismo que no han vivido porque no han recibido nada malo de una Iglesia que la mayoría no conoce.

La ignorancia es el primer paso al fundamentalismo. Es la ignorancia la que hizo que hubiese gente que quemase iglesias  y retablos en plena mitad del siglo XX, es la ignorancia la que hace salten por los aires las estatuas de los Budas gigantes en Afganistán. Si la España laica, la de la ESO y educación por la ciudadanía, es la España inculta e ignorante, que no sabe apreciar el arte y la custodia que de ese arte durante siglos ha hecho la Iglesia, que no sabe comprender que una iglesia, además de contener obras de arte, es también un lugar de oración y celebración de los cristianos… entonces la España laica es una España inculta. Y eso me duele y más… viniendo de universitarios.

Celibato y pederastia

En estos días los telediarios nos invaden con noticias sobre pederastas. Primero fue EEUU, luego Irlanda y ahora Alemania. Lo cierto en que, en los tres países nombrados, el abuso de menores es un problema que ha afectado a todos los ambientes sociales y que, en muchos casos, se ha producido dentro de la propia familia. Sin embargo, los telediarios se han ensañado de una manera especial con aquellos casos en los que estaban implicados sacerdotes católicos, presentando, de manera indirecta, una correlación entre celibato y pederastria. Si nos atenemos a los datos, a los hechos, es precisamente lo contrario. El ejemplo más claro es Alemania donde los casos de abusos llevados a cabo por sacerdotes católicos constituyen el 0,044 % del total. Si bien es cierto que un solo caso ya es de por sí doloroso e intolerable, no es menos cierto que se falta a la verdad cuando no se dicen las cifras totales y se esconde la realidad de un problema que va mucho más allá de las paredes de las iglesias. A continuación os dejo un artículo de Juan Manuel de Padra, publicado en ABC (20-3-2010) y que nos puede ayudar a comprender lo que en realidad está ocurriendo y por qué de este acoso mediático.

Celibato y pederastia

Juan Manuel de Padra

ABC (20-3-2010)
SI mañana se declarase una plaga que asolase un continente entero y se descubriera que en una región determinada cuyos pobladores practican la dieta vegetariana tal plaga también se ha declarado, aunque con mucha menor virulencia, a nadie en su sano juicio se le ocurriría deducir que si la plaga no ha respetado a los pobladores de dicha región es precisamente porque son vegetarianos. Por el contrario, se deduciría que la dieta vegetariana, aunque no inmunice contra el contagio, lo hace mucho más improbable; y se concluiría que, si unos pocos pobladores de dicha región han caído víctimas de la plaga que devasta el continente entero, es más bien porque los hábitos alimenticios menos saludables de regiones limítrofes han corrompido la dieta tradicional que los pobladores de dicha región habían mantenido inalterada durante siglos. Y, para combatir la plaga, no se condenaría la dieta vegetariana, sino que, por el contrario, se trataría de deslindar cuáles son los hábitos alimenticios menos saludables que fomentan su propagación.
A nadie se le escapa que nuestra época padece una plaga de magnitud creciente llamada pederastia. No hay semana en que no leamos en la prensa que se ha desarticulado una red de pornografía infantil; no hay semana en que no sepamos de niños que han sufrido abusos perpetrados por adultos sin escrúpulos, con frecuencia familiares suyos. Y, mientras la plaga arrecia, descubrimos que también se ha extendido, aunque con mucha menor virulencia, entre los sacerdotes católicos: así, por ejemplo, en Alemania, de las 200.000 denuncias de abusos infantiles realizadas desde 1995, sólo 94 afectan a ministros de la Iglesia. De lo cual habría de deducirse, en estricta lógica, que el celibato, si no inmuniza contra la pederastia, la hace mucho más improbable; y también que si unos pocos sacerdotes han incurrido en tan aberrante crimen es más bien porque la plaga que padece nuestra época se ha infiltrado en la Iglesia, corrompiendo con sus hábitos perniciosos lo que estaba más sano que el resto. Y, en nuestra lucha contra la pederastia, lejos de condenar el celibato, trataríamos de deslindar cuáles son esos hábitos perniciosos que se enseñorean de nuestra época.
Pero en la campaña feroz que en estos días se promueve contra la Iglesia nada se rige por el «sano juicio». Y, así, se establece una relación directa entre celibato y pederastia que la estricta lógica repudia; pero ya se sabe que cuando el misterio de iniquidad anda suelto, la estricta lógica es vituperada, escarnecida y sepultada por el odio. Establecer una asociación entre celibato y pederastia es tan desquiciado como establecerla entre ayuno y triquinosis. De una persona que infringe el ayuno que a sí misma se ha impuesto podremos predicar que carece de fuerza de voluntad, o de convicción; pero si esa persona que infringe el ayuno enferma de triquinosis habremos de concluir, inevitablemente, que le gusta comer cerdo. De un sacerdote que infringe el celibato podremos predicar que las debilidades de la carne ejercen sobre él un imperio más fuerte que la lealtad a sus votos; pero si un sacerdote abusa de un niño habremos de concluir, inevitablemente, que padece una desviación sexual. Sacerdotes débiles, infractores del celibato, los ha habido siempre, como queda testimoniado en la obra de Lope de Vega o del Arcipreste de Hita; pero su debilidad la han satisfecho con mujeres. Los escasos sacerdotes que abusan de niños no lo hacen porque su sexualidad esté reprimida por el celibato, como desquiciadamente pretenden los promotores de esta campaña feroz, sino porque su sexualidad está desviada. En la misma dirección, por cierto, que nuestra época aplaude y estimula y promueve, aunque luego se rasgue farisaicamente las vestiduras cuando tal desviación se ensaña con la infancia.

¿Cuánto «vale» la vida de Eduardo?

¿Te has preguntado alguna vez cuánto vale la vida de un ser humano? ¿Cuándo empieza a ser realmente importante la vida de alguien? ¿Cuándo tiene más valor? Realmente ¿cuánto vale?

Acabo de recibir este vídeo enviado por un amigo. Es sencillo pero muy claro y, sobre todo, con un mensaje positivo. Incluso en los momentos más difíciles, siempre hay una salida.

Espero que os guste.