¿Clonación terapéutica?

 20110317124206-clonacionEl 14 de mayo, la revista Cell publicaba la obtención de células madre embrionarias a partir de embriones humanos clonados. La técnica utilizada, llamada de Trasferencia Nuclear, había sido utilizada por primera vez con éxito con la famosa oveja Dolly y después con distintas especies de animales clonados. Extrajeron el núcleo de una célula del paciente, de una célula de la piel, y lo introdujeron (con toda su información genética) en un óvulo al que previamente se le había eliminado su núcleo. Se crearon así embriones clones, es decir, genéticamente idénticos al paciente. Si se implantasen esos embriones en un útero obtendríamos niños clonados. Es la llamada clonación reproductiva que, en la actualidad, está prohibida en todos los países.

 La finalidad del experimento publicado en Cell era obtener embriones humanos clonados hasta la fase de blastocisto (cuando el embrión tiene entre 60 y 200 células) para destruir los embriones y obtener células madres embrionarias. Estas células originan todas las células de nuestro cuerpo y podrían utilizarse para curar enfermedades. Por eso han llamado al proceso clonación terapéutica. Sin embargo, este tipo de clonación plantea problemas técnicos y éticos: la técnica empleada es la misma que en la clonación reproductiva; los embriones clonados son destruidos para obtener las células; solo se ha obtenido una línea celular diferenciada que no se puede utilizar clínicamente. Lo cierto es que las células madre embrionarias todavía no han curado a nadie, es decir, que estas clonaciones no son terapéuticas y su nombre sirve para enmascarar una realidad más difícil de asumir por todos: la utilización de seres humanos clonados para fines que implican su propia destrucción, es decir, que conculcan el principal derecho que todo ser humano tiene, que es el derecho a la vida.

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