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Steve Jobs y el aborto

Un amigo mío me decía ayer que tres son las manzanas que han cambiado la historia de la humanidad: la manzana de Eva, la manzana de Newton y la manzana de Apple. Quien me conoce bien sabe que yo no soy un converso de la filosofía Mac, soy un ferviente creyente desde hace casi 20 años. Sí, yo no soy de esos que llegaron a amar a Apple porque usaron el iPod, o descubrieron lo chulo que era el iPhone y lo divertido y funcional que era el iPad. Yo llegué a Apple cuando empezaban a comprarse los primeros ordenadores personales.

El mío fue un Macintosh Classic II de segunda mano que me costó 70.000 pesetas y que, por cierto, todavía funciona. Desde entonces siempre he tenido ordenadores Apple y he hablado bien de ellos. Tengo algún iPod que me regalaron unos buenos amigos y nada mas, ni iPhone, ni iPad. Soy un convencido, no un fanático.

Ayer falleció Steve Jobs y dedique unos minutos a repasar el discurso que dio en 2005 a los graduados de la universidad de Stanford. En ese discurso cuenta tres historias de su vida. Os voy a hablar solo de la primera. Steve Jobs era adoptado. Su madre biológica, una universitaria norteamericana, había tenido una relación con un universitario de origen sirio. Decidió dar su hijo en adopción. Era en 1955. Podía haber abortado, pero no lo hizo. Incluso siguió detenidamente el proceso de adopción y fue ella personalmente quién decidió a que familia se le asignaba su hijo. Esta es la razón del título de este post. Cuando todos hablan de la maravilloso que era Steve, de lo creativo, de lo inteligente, visionario y todas esas cosas… yo me paraba a pensar que ahora estoy escribiendo sobre un MacBook Pro porque una joven norteamericana, hace 56 años, decidió seguir adelante con su embarazo.

En España desde la despenalización del aborto se han contado más de un millón de abortos. Un millón de personas que habrían podido aportar a nuestra sociedad todo lo bueno del ser humano: amor, creatividad, ilusión, esperanza… Jobs comienza hablando en su discurso de la vida como puntos que se unen, y se comprenden, solo cuando ha pasado el tiempo suficiente: solo entonces los «puntos» de nuestra vida adquieren sentido. Tal vez un embarazo no deseado no tenga sentido en un momento concreto. Seguir adelante con el embarazo y dar al hijo en adopción puede parecer que no es una buena solución, pero lo cierto es que, si dejamos pasar el tiempo, los puntos se unirán y cobrarán sentido. El aborto impide a muchos millones de personas tener puntos que unir, tener vida. Por eso si estás pensando abortar piensa que hay otras alternativas como por ejemplo la adopción. Quizás tu hijo o tu hija no sea Steve Jobs, ni falta que hace. Seguro que con su vida da mucho más al mundo de lo que pueda dar con su aborto. 

Os dejo el video del discurso de Stanford. No tiene desperdicio. 

Solo un aviso. En un momento determinado Jobs dice que cada uno tiene que confiar en que algo o alguien guía su vida y enumera una serie de realidades, comenzando por Dios. Al traductor se le ha «olvidado» ponerlo en español. Solo ese detalle.

¿Esto es la España «laica»?

No lo puedo evitar. Tengo que contarlo porque si no lo hago reviento. Acabo de regresar de una mañana de turismo por la ciudad de Roma acompañando a algunos familiares. Después de visitar toda la mañana los museos vaticanos y comer en una típica trattoria romana nos hemos acercado hasta plaza de la República para ver, en la iglesia de los carmelitas, el famoso «Éxtasis de Santa Teresa» de Bernini. Cuando hemos llegado faltaban cinco minutos para las 18:00 h. En la iglesia había poca gente, solo dos grupos de jóvenes universitarios españoles. Cinco chicos, de los esos que visten polos con cocodrilo en la solapa y señor montado a caballo,  atendían las explicaciones de otro más mayor. El otro grupo, de estos de «pantalón caído porque llevo calzoncillos Calvin Klein», estaba repartido por los distintos bancos de la iglesia, aletargados  y con el cansancio del turista que va arrastrándose de un lugar a otro; solo cuatro o cinco de ellos miraban uno de los retablos. En ese momento ha aparecido uno de los hermanos carmelitas y en un inglés chapurreado ha dicho «Close, close». Indicándonos al personal que allí estábamos que había que cerrar. Luego en italiano ha explicado que la iglesia se cerraba a esa hora porque en ese momento terminaban las visitas turísticas para que la comunidad carmelita pudiese rezar.

Con un cierto disgusto nos hemos salido todos de la iglesia. En ese momento dos chicas se han acercado al grupo «pijo» y le han preguntado al más mayor qué pasaba. No sé que explicaciones les habrá dado, pero las chicas han salido diciendo al resto de su grupo  lo siguiente: -» Que ha dicho el cura que esto es una iglesia y no un lugar turístico y que nos vayamos».

Les puedo asegurar, llevo dos años estudiando en Roma, que el fraile carmelita (que no un cura) no había dicho eso. Me ha sorprendido la contestación de uno de los chavales: – «Si es que esto no lo tenían que tener ellos – se entiende la Iglesia – sino que tenía que ser Patrimonio de la Humanidad».

No me ha dado tiempo a hablar con ellos ni a explicarles lo que había dicho el carmelia. Pero tengo que decir que sinceramente me ha dolido. Me ha dolido que universitarios españoles no entiendan que a las 18:00 h. en Roma es como a las 20:00 horas en España y que por tanto los lugares públicos cierran. Me ha sorprendido que no distingan un cura de un fraile carmelita (teniendo en cuenta que estaban en una iglesia de los carmelitas y que iban a ver una obra cuya principal protagonista es una carmelita española) pero sobre todo me ha llamado la atención esa intolerancia religiosa y ese deseo de expropiación.

No se han enterado que en realidad estaban en una casa ajena, donde le dejan entrar a ver una estatua y que en un momento determinado tienen que cerrar. Seguramente si estuviesen en Egipto, o en el Nepal no se hubiesen extrañado de que les obligasen a descalzarse, o a permanecer en la posición del loto mientras los monjes rezaban mantras, si querían ver uno u otro templo.

Lo gracioso es lo de «Patrimonio de la Humanidad». Es decir. Una familia ha estado guardando una obra de arte que mandó hacer hace trescientos años. La enseña sin problemas a todo aquel que quiera verla. Uno solo tiene que ir a su casa y verla, eso sí en un horario determinado para no molestar mucho. Pues nada este universitario español considera que lo mejor es quitárselo a esa familia y convertirlo en Patrimonio de la Humanidad, es decir, que pase a poder de algún estado para que se pueda ver en un horario determinado previo pago de una suma de dinero. ¿Cuánto cuesta ver el Moisés de Miguel Ángel en San Pietro in Vincoli? Nada, porque está en una Iglesia ¿Cuánto cuesta ver la Piedad de Miguel Ángel? Nada, porque está en San Pedro. ¿Cuanto cuesta ver el David de Miguel Ángel en Florencia? La última vez que estuve fueron doce euros porque no está en una iglesia sino en la Academia (y les aseguro que también cierran a las 18:00 h.).

Como dicen los italianos, esta historia me ha «colpito», me ha afectado. Me duele que universitarios españoles no sepan valorar la acción de la Iglesia en la protección y la promoción del arte. Me duele que una universitaria española no sepa distinguir un cura de un fraile carmelita, porque eso significa que no sabe nada de Santa Teresa, ni de la literatura española del siglo de oro (ej. San Juan de la Cruz) ni sabrá entender en profundidad el éxtasis, como experiencia religiosa, ni comprender la iconografía cristiana, ni gran parte de la literatura española y europea. Me duele que en el fondo esta juventud respire un anticlericalismo que no han vivido porque no han recibido nada malo de una Iglesia que la mayoría no conoce.

La ignorancia es el primer paso al fundamentalismo. Es la ignorancia la que hizo que hubiese gente que quemase iglesias  y retablos en plena mitad del siglo XX, es la ignorancia la que hace salten por los aires las estatuas de los Budas gigantes en Afganistán. Si la España laica, la de la ESO y educación por la ciudadanía, es la España inculta e ignorante, que no sabe apreciar el arte y la custodia que de ese arte durante siglos ha hecho la Iglesia, que no sabe comprender que una iglesia, además de contener obras de arte, es también un lugar de oración y celebración de los cristianos… entonces la España laica es una España inculta. Y eso me duele y más… viniendo de universitarios.

Bienvenido a casa: Iglesia Católica

En medio de una crisis económica profunda, en España nos dedicamos a hablar de si quitamos o no los crucifijos de las escuelas. Los quieren quitar los mismos políticos que se confiesan más católicos que el Papa. Algunos de ellos están dispuestos a criticar con vehemencia y apelando a la conciencia la normativa moral de la Iglesia, aunque no se atrevan a discrepar, ni siquiera por motivos de conciencia, de la disciplina de partido. Es el Partido el que marca la norma, parece que también las morales. Para más INRI, nunca mejor dicha esta expresión, algún obispo ha contribuido a la confusión diciendo que si la conciencia de un político al aprobar la ley del aborto le dice que está defendiendo la vida podría comulgar. No se ha enterado este obispo que lo que se quiere aprobar en España es una ley que, en palabras de los socialistas, reconoce el «derecho» de la mujer al aborto. Si quieren reconocer el aborto como derecho no existe ningún planteamiento de defensa de la vida.

Estas discusiones oscurecen la realidad social española. Así el ciudadano de a pie se manifiesta dividido y confuso, también el católico. Ya no sabe que es más importante si el crucifijo en las escuelas, si el Partido o si los obispos. En medio de la confusión se pierde la realidad de lo que es la Iglesia Católica.

Para todos los que están dentro de la Iglesia Católica, para todos los que estuvieron y ahora no están y para todos aquellos que no la conocen, les dejo un video que explica sencillamente lo que somos y en Quién y cómo creemos. Porque la Iglesia, antes que nada, es una familia de puertas abierta que a todo el que llama le dice, le debe decir: Bienvenido a casa.

Por cierto, Feliz Navidad.

Socialistas y el aborto

Acabo de leer el manifiesto titulado “El aborto: a la búsqueda de un terreno común”, del grupo de Cristianos Socialistas del PSOE. Valorar ante todo el esfuerzo de los firmantes por ejercer una postura crítica desde dentro de su partido. El documento es una “búsqueda” que no llega a ningún lugar ni “terreno común”. Es por tanto un texto de luces y sombras.

Entre las luces destacar la defensa que se hace de la vida desde el momento de la concepción y que el estado debe proteger por encontrarse en situación  de máxima precariedad, debilidad y necesidad. Esta vida en gestación es distinta a la de la madre, es un alguien, un ser humano en formación y por tanto no puede haber un derecho al aborto. Se señala la necesidad de un consentimiento informado serio de la madre gestante, así como el indispensable apoyo por parte de la familia y de la sociedad. Se reconoce el derecho de objeción de conciencia de los profesionales sanitarios y la participación del padre en el proceso de decisión. Es incomprensible como una ley que emana del Ministerio de Igualdad margine al padre en algo tan fundamental como es el nacimiento o la muerte de sus hijos.

El documento presenta también algunas sombras. Creo que son fruto de un intento de “nadar y guardar la ropa”. La primera es considerar que futura Ley será más restrictiva ante el aborto que la anterior de despenalización. La futura ley no es más restrictiva porque permite el aborto libre hasta la semana 14. Otra sombra, más grave tal vez,  es cuando el manifiesto equipara el concepto de dignidad humana al de persona titular de derechos. Según esto, una persona es “más digna” cuando es sujeto de más derechos. Está claro que no todos tenemos los mismos derechos. Por ejemplo, un niño no puede votar, pero eso no quiere decir que tengan menos dignidad. La dignidad no la confiere el derecho, ni la confiere el estado. Es porque somos seres humanos por lo que tenemos dignidad humana, independientemente de la etapa de nuestro desarrollo.

El número de 112.000 abortos en un solo año (2007), en España, es un signo de fracaso colectivo. El terreno de encuentro no es la legalización del aborto sino el avance de políticas que supongan prevención en la conducta de los adolescentes y una real protección social a la maternidad.

Los firmantes del manifiesto son políticos y se declaran cristianos. Juan Pablo II en Evangelium Vitae en el número 73 propone que ante una nueva legislación abortiva un político cristiano tiene que apoyar aquella que limite los daños y disminuya los efectos negativos. En el caso concreto de España, la limitación del daño se encuentra en mantener la legislación actual y no promover una legislación que va a ser más permisiva y que agravará la situación. Todo ello sabiendo que el aborto no es un derecho y, sobre todo, que nunca puede ser una solución.

Este post es reproducción del artículo de opinión publicado en el diario regional HOY de Extremadura

http://www.hoy.es/prensa/20091026/opinion/socialistas-aborto-20091026.html

¿Qué añoras de España?

1201693296_1Hoy en un descando, entre clase y clase, mientras me calentaba las manos con un café americano (que es de las pocas utilidades que le he encontrado a eso que ellos llaman café), me han preguntado qué añoraba de España. Son de esas preguntas típicas que se hacen para entablar conversación esperando que la respuesta sea original, ocurrente y sobre todo corta. Sin embargo me he sorprendido a mi mismo pensando, elaborando y respondiendo: «Lo que echo de menos de España es poder pasear por la calle».

No es que aquí, en Washington, no se pueda andar por la calle, pero realmente no paseas. Las distancias son enormes. Una ciudad con sus habitantes distribuidos en viviendas unifamiliares y separadas entre ellas por un jardín con porche. No hay tiendas, es decir, no hay comercios. Hay grandes zonas comerciales a las que te tienes que desplazar en coche y donde puedes pasar la tarde de un lado para otro, …. pero eso no es pasear.

Pasear es desperezarse en el sillón y, al mirar por la ventana, sentir la necesidad de salir a la calle. Ponerte un abrigo  y comenzar a andar, sin rumbo fijo, dejando que los primeros fríos del otoño te espabilen la cara. Pasear mirando escaparates sabiendo que no quieres comprar nada pero deteniéndote con parsimonia, incluso acercando la cara al cristal hasta sentir como lo tocas con la punta de la nariz. Pasear andando por la acera entre la gente, con empujones, prisas, apretones… sentir la presencia del otro, del humano, que pasa a tu lado y que es extraño y al mismo tiempo «paisano», es decir, del mismo país, de la misma tierra.

Aquí no se pasea. Se va en coche de un lado para otro. Puedo hacer footing, pero hacer footing no es pasear, es hacer deporte y además solo. Pasear por una calle en el centro de cualquier ciudad, española o europea, oyendo el ruido de los bares, el sonido de la vida compartida alrededor de una cerveza o de un café. Pero un café de verdad, de ese que no solo calienta las manos sino que calienta el corazón y el alma, que despierta no solo del sueño sino también las ganas de vivir, las ganas de compartir la vida.

Está claro que es lo que añoro de España y está claro que mi interlocutora hubiese preferido una respuesta más corta. Tal vez a ella le hubiese gustado que le dijera simplemente: «El café».

La Iglesia española ante el aborto.

lince-nino2En muchas ocasiones, a lo largo de la historia, se ha acusado a la Iglesia Católica de sus silencios ante acontecimientos que la historia ha juzgado que merecían una condena más explícita. Se le ha acusado de no hablar claro y de no denunciar las situaciones de injusticia. En España estamos asistiendo, atónitos, a los preparativos de aprobación de una ley que quiere establecer como derecho el acabar con la vida de inocentes. Seguramente, como en otros tantos momentos de la historia, las preocupaciones de la vida cotidiana de cada uno nos impiden pararnos a reflexionar sobre lo que realmente se quiere aprobar y sobre lo que puede suponer de cara al futuro de nuestra sociedad. Una sociedad que mata a sus hijos está abocada a la destrucción. La historia juzgará estos acontecimientos, nos juzgará a todos los que permitimos que ocurriera, juzgará a los que lo promulgaron y a los que callaron. Pero en esta ocasión nadie podrá decir que la Iglesia Católica de España no habló. Lo ha hecho claramente con un documento cuyas formulaciones, como dice el propio documento, «podrían ser aceptadas también por muchos que no comparten esa fe, pues giran en torno al derecho a la vida de todo ser humano inocente, un patrimonio común de la razón humana».

El documento se articula en seis puntos, y una conclusión, que señalan los errores más graves del Anteproyecto de Ley:

I. La mera voluntad de la gestante anula el derecho a la vida del que va a nacer.

II. La salud como excusa para eliminar a los que van a nacer.

III. Se niega o devalúa al ser humano para intentar justificar su eliminación.

IV. No se apoya a la mujer para ahorrarle el trauma del aborto y sus graves secuelas.

V. Privar de la vida a los que van  a nacer no es algo privado.

VI. La educación, intrumentalizada también al servicio del aborto.

VII. Conclusión: por el Pueblo de la Vida.

Como siempre os dejo el documento de la Conferencia Episcopal Española para que podamos leerlo todos.

AnteproyectoLeyAborto

Aborto en Europa

Portada abortoCuando hablamos sobre el aborto nos suelen faltar dos cosas:

– objetividad en la comparación con los países del entorno de España

– datos.

El Instituto de Política Familiar ha hecho un buen servicio presentando un informe que recoge datos de diez años (1997-2007) en la Europa de los 27. El informe, presentado con objetividad y claridad, recoge la tendencia al alza del número de abortos en España que nos situaría en los próximos años en cuarta posición en número de abortos.

Creo que es un buen informe que nos puede ayudar a todos a reflexionar seriamente sobre lo que supone el aborto en España y en Europa. Ahí os dejo el informe.

Boletin 4_AbortoEuropa